Las
altas temperaturas de los últimos días en Miramar eran la excusa perfecta para
que los turistas puedan aprovechar de la playa y el mar. Pero hubo lugares que
sufrieron la invasión de medusas o aguas vivas.
Al
contacto con estas medusas se genera una “picadura” que es el realidad el
depósito de una toxina que, no genera más que una molestia para las personas,
excepto, algún caso puntual de alergia. Estas aguas vivas o medusas forman
parte de un grupo de alrededor de 100 especies que habitan en el Mar Argentino.
Las
aguas vivas que ocasionan problemas a las personas con mayor frecuencia
pertenecen a la especie Olindias sambaquiensis. Miden cerca
de 15 cm de diámetro y tienen tentáculos muy venenosos. “Producen un fuerte
ardor y las heridas han llevado a la hospitalización en algunas personas,
también se pueden hallar aguas vivas de la especie Lirope tetraphylla,
conocidas como “tapioca” o “pica-pica”, que son difíciles de distinguir porque
miden aproximadamente un centímetro. “No se ven pero causan una fuerte
molestia, ardor y prurito”.
Las aguas vivas utilizan las toxinas para cazar presas y como medio de defensa. En líneas generales, si el sitio de picadura está cerca de la cabeza y el dorso, la absorción del veneno a la circulación central es más rápida. Y los niños son más susceptibles al daño por su menor peso y superficie corporal (lo cual, en proporción, aumenta la exposición al veneno inoculado).
La prevención es todos los casos es evitar el contacto, no raspar la zona afectada ni frotar con toallas ni arena, pues lo único que se consigue con esto en introducir más veneno en las víctimas
Las aguas vivas utilizan las toxinas para cazar presas y como medio de defensa. En líneas generales, si el sitio de picadura está cerca de la cabeza y el dorso, la absorción del veneno a la circulación central es más rápida. Y los niños son más susceptibles al daño por su menor peso y superficie corporal (lo cual, en proporción, aumenta la exposición al veneno inoculado).
La prevención es todos los casos es evitar el contacto, no raspar la zona afectada ni frotar con toallas ni arena, pues lo único que se consigue con esto en introducir más veneno en las víctimas
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Los
expertos aconsejan concurrir a puestos de asistencia de guardavidas. En un
informe reciente publicado en la revista Medicina de Buenos Aires sobre la
picadura de medusas Olindias sambaquiensis, médicos del Hospital Británico y del
Hospital Naval Buenos Aires recomendaron que se aplique en la herida suero
fisiológico dado que previene la activación de los nematocistos (agujas
microscópicas huecas que usan las aguas vivas para inyectar las toxinas).
Asimismo, indican que el lavado con agua de mar debe considerarse como último
recurso ya que puede contaminar la lesión con patógenos marinos. Sugieren
también evitar el uso de agua potable y el rascado de la piel, ya que facilitan
la descarga del veneno de los nematocistos en el organismo.
Rociar
la región afectada con vinagre es otra opción. En el caso de la picadura de Olindias
sambaquiensis, la aplicación inmediata del producto inhibe descargas
“retardadas” de los nematocistos y evita así envenenamientos mayores.
Después
de la inactivación, los médicos aconsejan remover cuidadosamente cualquier
tentáculo y los nematocistos para luego aplicar anestésicos tópicos. El dolor
también se tiende a aliviar mediante la utilización de compresas frías en el
sitio de la picadura por 5-10 minutos, o, si no remite, con inyecciones
intramusculares de antiinflamatorios no esteroideos (como diclofenac o
ibuprofeno). Solamente en casos más graves puede ser necesaria la administración
de corticoides, relajantes musculares o antibióticos.