José María Dupuy, ingresado en 1910 a Prefectura General de
Puertos, fue Jefe de la Ayudantía de Miramar entre los años 1912 a 1930.
En esa época se produjeron en las playas de Miramar
significativos descubrimientos paleontológicos del tipo prehistórico, por parte
del paleontólogo Lorenzo Parodi y de Carlos Ameghino (hermano de Florentino)
junto a otros científicos del momento. Dupuy, desde un primer momento, se
convirtió en un entusiasta aficionado a esa rama de la ciencia y buscador de
restos en las playas de Miranar, logrando en esa tarea hitos muy importantes en
su aporte a la ciencia argentina, a saber:
1916- Hallazgo de los restos de una nueva especie de tapir
prehistórico del Cuaternario bonaerense, al cual Carlos Ameghino bautiza como
"Tapirus Dupuyi”, en homenaje a su descubridor.
1917- Encuentra varios restos fósiles asociados entre si,
los cuales constituyen los huesos de un Hippidium, un primitivo caballo
americano del Pleistoceno.
En la época, además, construye el primer museo
paleontológico de Miramar, en el mismo local de la Ayudantía y se le encarga,
oficialmente, al personal de Prefectura, la custodia de los yacimientos en
Miramar.
1925- Dupuy descubre los restos de un perezoso gigante del
pleistoceno, bautizado como Glossotherium. Es trasladado al museo de la
capital.
1926- Junto a Lorenzo Parodi, diseccionan y procesan los
restos de una ballena varada en las playas. Este cetáceo, de unos 26 metros de
largo, está hoy exhibido en el Museo de Ciencias Naturales de Buenos Aires.
1928- Descubre los restos fósiles de un Gravigrado, especie
de mamífero gigante.
Es una especie
de mamífero perisodáctilo extinto de la familia de los tapíridos y del género Tapirus
que vivió en el Pleistoceno de América del Sur.
Esta
especie fue descrita originalmente por Carlos Ameghino en 1916, empleando como
base materiales fragmentarios colectados en sedimentos del Ensenadense en la
ciudad de Miramar, provincia de Buenos Aires, cuya especie homenajea a José
María Dupuy, prefecto local y coleccionista en ciencias naturales.
Un
amplio estudio de todos los materiales colectados en los yacimientos
fosilíferos de América del Sur referidos al género Tapirus llegó
a la conclusión que es una especie dudosa por la falta de material fósil, al
igual que Tapirus australis, Rusconi, 1928. Este taxón, como
cualquier integrante del género Tapirus, se asocia a climas
cálidos, y ambientes de pluviselvas, sabanas o bosques húmedos de tipo tropical
o subtropical cercanos a ríos o pantanos; con dieta herbívora hojas, frutas,
etc.
Era
un animal de tamaño mediano, con una longitud que variaba desde 1,8 metros
hasta los 2,5 metros, y un peso de 220 a 300 kilogramos. Sin embargo,
la principal característica del tapirus es su alargado hocico en
forma de pequeña probóscide, que usa principalmente para arrancar las hojas,
hierbas y raíces que constituyen su alimento.
Sobre
la base de análisis morfométricos de sus dientes se llega a la conclusión de
que Tapirus rioplatensis es significativamente mayor que Tapirus
terrestris, Tapirus mesopotamicus, y Tapirus rondoniensis,
y algo más grande que otros grandes tapires fósiles o vivientes, tales como Tapirus
oliverasi, Tapirus indicus, Tapirus tarijensis, y Tapirus
haysii.