Aparecieron parte de mandíbula, una tibia, dos vértebras y fragmento de
pelvis. En ese lugar hay al menos restos de tres de estos perezosos gigantes,
además de otros en las cercanías.
MIRAMAR (Corresponsal).- El sector ubicado entre el
muelle de pescadores y la entrada al bosque vivero municipal de Miramar
se denomina “Punta Hermengo” y en 1908 el sabio, Florentino Ameghino, lo dio a
conocer por su gran riqueza en fósiles y valor geológico.
A partir de allí, se
transformó en un sitio clave para conocer el pasado de estas tierras y en los
últimos días personal especializado del museo local, continuó con los
descubrimientos de restos de grandes perezosos gigantes denominados
Lestodontes, que tenían unos 5 metros de largo y casi 3 toneladas de peso.
En este caso, aparecieron
parte de mandíbula, una tibia, dos vértebras y fragmento de pelvis.
“Seguramente serían de hábitos semi acuáticos ya que el sitio fue un antiguo
bañado. Estamos hablando de más de 150.000 años”, aseguraron los descubridores
a LA CAPITAL.
Otros de los datos brindados
es que, “estos animales eran casi tan grandes como el Megaterio y tenían una
boca ancha de la que sobresalían unos molares convertidos en cortos colmillos”.
La particularidad es que se
trata una especie no tan común de hallar en otras localidades de nuestro país y
en ese sector hay al menos restos de cuatro ejemplares, tres de ellos en el
mismo lugar. Además, fueron divisados otros entre la villa balnearia de Mar del
Sud y Centinela del Mar pero luego hay pocos registros.
¿Por qué habría tantos en ese
sector? Según se explicó a este diario, “era un bañado cuya parte más antigua
tiene unos 200.000 años, alimentado por un arroyo desaparecido hace pocos miles
de años. Debido a esto su cauce estaba apoyado en estratos mucho más antiguos,
de un millón de años, los cuales se pueden ver en parte hacia el sur, ya que al
norte fueron tapados por el paseo costanero en los años ‘30.
Otras pruebas de vida
También existen registros de
la presencia de seres humanos ya que se localizaron en otras oportunidades,
huesos rotos de guanacos de unos 3000 años, con claro indicio de haber sido
procesados para su consumo.
Los vegetales, tales como las
totoras y algún tipo de alga de agua dulce dejaron sus marcas en el terreno,
del cual también se recuperaron restos de peces, cangrejos, fósiles de otros
perezosos, mastodontes, macrauquenias, megaterios y hasta huellas del famoso
Tigre Dientes de Sable, únicas en el mundo, junto a las de ñandúes y
carpinchos.