Forman parte de la población
que se reproduce en la Península Valdés y los mismos pueden salir previamente
en distintas zonas costeras del Mar Argentino antes de llegar a sus ámbitos de
muda de pelo.
Turistas tomando sol, mate y aire de mar; niños
haciendo castillos de arena; vendedores ambulantes por doquier, pero los turistas
iban a tener la visita real de un elefante marino. Carolina de
León, becaria doctoral perteneciente al grupo de Investigación “Biología,
ecología y conservación de Mamíferos Marinos” del Instituto de Investigaciones
Marinas y Costeras (IIMyC, CONICET-UNMDP) explica por qué se da este fenómeno
en estos meses.
En estas últimas tardes
veraniegas de enero, se reportó la presencia de dos mamíferos marinos
localizados en la zona costera comprendida entre Mar del Plata y Miramar.
Dichos ejemplares fueron registrados mediante fotografías en distintas playas,
uno de ellos en la Playa Acantilados de Mar del Plata y el otro en el Balneario
Sol II de Miramar. Se trató de dos ejemplares de elefante marino del sur (Mirounga
leonina), un mamífero marino perteneciente a la familia de las focas (Familia
Phocidae). El elefante marino del sur es el más grande de los Pinnípedos
-grupo que incluye a focas, morsas y lobos marinos-, siendo los machos adultos
casi cinco veces más pesados que las hembras y con una marcada proboscis o
trompa, que da origen a su nombre común.
Carolina de León explica que
“el ejemplar hallado en Miramar presentaba un largo total de aproximadamente
3.5 metros, numerosas cicatrices en el cuello y una incipiente proboscis o
trompa, lo que permite identificarlo como un macho subadulto de aproximadamente
seis años de edad, y próximo a la adultez”.
Y agrega: “Por otra parte, el
animal registrado en Mar del Plata, era un ejemplar algo más pequeño que no
alcanzaba los 3 metros, no presentaba marcas en el cuello y no tenía
desarrollada la proboscis, por lo que probablemente se trate de un macho un
poco más joven que el primero, o bien, una hembra adulta. Esto no fue posible
de constatar debido a que no se ha podido observar la zona ventral del
ejemplar, en donde fácilmente se puede distinguir la zona genital para
determinación del sexo”. Este último animal fue avistado nuevamente el día 14
de enero en la Playa Bristol de Mar del Plata, en medio de una multitud de
personas que respetaron el perímetro establecido por guardavidas, guardaparques
provinciales y Prefectura Naval Argentina, hasta que el ejemplar volvió al mar.
La presencia de ejemplares en
las costas bonaerenses durante el verano responde al regreso de animales a la
costa para mudar el pelo. En el caso de los machos subadultos y adultos, el
cambio de pelo se inicia a fines de febrero, mientras que las hembras lo
realizan entre fines de diciembre a principios de febrero. El ciclo de vida
anual del elefante marino del sur comprende dos etapas terrestres: una dedicada
a la muda (diciembre a febrero) y otra a la reproducción (septiembre y
octubre), alternadas con dos etapas de alimentación en mar abierto.
Estos ejemplares forman parte
de la población de elefantes marinos que se reproduce en la Península Valdés
(Chubut), y los mismos pueden salir previamente en distintas zonas costeras del
Mar Argentino antes de llegar a sus zonas de muda. “Por lo que pudo observarse
en ambos ejemplares registrados en los últimos días en Mar del Plata y Miramar,
todavía no se había iniciado la muda, dado que el pelo mostraba áreas
decoloradas y marcas típicas del tiempo transcurrido desde la última muda. En
esta especie la muda se caracteriza como “catastrófica”, ya que en pocos días
pierden totalmente el pelo junto con la capa externa de la piel, que se
desprende en grandes parches Durante este período, los ejemplares se mantienen
en la costa y ayunando hasta que el nuevo pelo se encuentre totalmente
desarrollado”, remarca De León.
Finalizada la muda, los
ejemplares nuevamente regresan a mar abierto por un período de alimentación de
varios meses, para volver nuevamente a tierra para reproducirse desde agosto
hasta noviembre.
La colonia de elefantes
marinos de Península Valdés ha experimentado un notable aumento poblacional en
las últimas décadas. Los últimos censos realizados por el grupo de Mirtha
Lewis, investigadora principal del Centro Nacional Patagónico (CENPAT),
registraron aproximadamente 11.000 cachorros nacidos anualmente dentro de los
aproximadamente 30.000 animales que se reproducen en Península Valdés. De esta
manera, es un fenómeno esperable el registrar elefantes marinos en áreas muy
alejadas de las zonas de concentración terrestre y, por ello, resulta frecuente
ver ejemplares vagabundos por toda la costa de la provincia de Buenos Aires,
Uruguay y Brasil, hasta el archipiélago de Fernando de Noronha. Muchos de estos
ejemplares son avistados principalmente en verano, lo cual coincide con los
últimos registros en la ciudad de Mar del Plata.
“Debido a que es frecuente ver
animales en nuestras costas, se recomienda dar aviso a la Prefectura Naval
Argentina llamando al 106 y, en todos los casos, no acercarse ni tratar de
tocar a los ejemplares, esto puede ser peligroso tanto para las personas como
para los animales. Su estadía en nuestras playas es corta, salen a descansar o
mudar el pelo y luego de escasas horas o pocos días, vuelven al mar”, finaliza
De León. Fuente; Conicet.
Mas info www.museodemiramar.com.ar