7 de julio de 2019

Centenares de huellas prehistoricas halladas en Miramar posteriores a la edad de Hielo.







El Museo Municipal de Ciencias Naturales de la localidad bonaerense de Miramar, anuncio el peculiar hallazgo de cientos de huellas posteriores a la edad de hielo, con una antigüedad de aproximadamente seis mil años antes del presente.
Si bien el hallazgo fue realizado tiempo atrás, especialistas del Museo Municipal Punta Hermengo de Miramar, ubicada sobre la costa atlántica a unos 450 kilómetros de Buenos Aires, dieron a conocer un nuevo yacimiento icnológico (con huellas o marcas antiguas), en donde se han observado huellas de diferentes animales prehistóricos que habitaron la región pampeana, luego de la ingresión marina producto de la finalización de la edad de hielo y el aumento global de la temperatura.
El yacimiento fue encontrado por Mariano Magnussen Saffer, investigador del Museo de Miramar, cuando se encontraba realizando prospecciones y observando material paleontológico en lo que fue una antigua laguna de agua salobre, alimentada por un arroyo y conectada temporalmente al océano, semejante al acuífero actual de Mar Chiquita.
En el momento del hallazgo, se encontraron pisadas en dos sitios aislados, en uno pertenecían a dos posibles ciervos, caminando a la par y el otro a un camélido que caminó varios metros y giró en forma de “U”, dejando una clara rastrillada.
Días después y luego de un temporal, las huellas estaban nuevamente tapadas por arena, pero se las individualizó, se tomaron moldes, fotografías, y posteriormente junto al museólogo Daniel Boh, encargado del mismo Museo, se pudieron reconocer otras centenares de ellas que habían quedado al descubierto.
“Tenemos registrados parcialmente varias especies de animales en el sitio, la gran mayoría correspondientes a camélidos como los Guanacos, otras de cérvidos (quizás emparentados con especies vivientes), también Tayassuidae (pecaríes) , un pequeño felino, relacionado con el gato montés”, y un gran ave del genero Rhea (Ñandú), detalló Mariano Magnussen.
Daniel Boh comentó que el sitio tiene varias curiosidades y material de valor paleo ambiental. Hay huellas de ejemplares adultos y juveniles, marcas de animales que patinaron en el pantano, corridas y animales paseando o alimentándose. También se recuperó un sinfín de material paleontológico, constituido por restos óseos de camélidos, roedores, peces, moluscos, crustáceos y hasta restos vegetales, lo que permitirá, al finalizar los estudios, saber cómo fueron esos tiempos en esta región.
Este yacimiento se encuentra depositado por encima de estratos de un antiguo fondo marino. El mar avanzó reiteradas veces sobre el continente (eventos conocidos como ingresiones marinas), dejando en tierra firme tanto sedimentos como restos de invertebrados y de vertebrados marinos, hasta cierta distancia de la actual costa. Sobre este se formó posteriormente un pantano donde aparecieron las huellas milenarias, pertenecientes a la edad geológica Holoceno medio, unos 6 mil años antes del presente.
Miramar, ya había sido protagonista de otros grandes hallazgos paleontológicos similares, entre ellos, las huellas fósiles de un tigre dientes de sable, únicas en el mundo, las que fueron denominadas “Felipeda miramarensis”, en homenaje a la ciudad donde se produjo el hallazgo, en inmediaciones al muelle de pescadores.
Este nuevo campo de huellas fósiles se encuentra en un balneario público y muy conocido.  El hecho que gran parte del año está por debajo de la arena de la playa lo ha preservado durante milenios, pero a la vez, complica su estudio y observación.
Actualmente se está refaccionando un inmueble para alojar la gran colección de restos fósiles y de ciencias naturales en general que posee el museo de Miramar. El mismo se realiza en conjunto con la Municipalidad de General Alvarado y la Fundación Azara.

Hallazgo de restos fósiles de Thylatheridium, un pequeño marsupial extinto.



A pesar de estar ocupados con el futuro Museo de ciencias naturales, también se siguen inspeccionando los acantilados de la zona. En este caso se trata de una mandíbula de Thylatheridium, un pequeño marsupial, similar a la actual zarigüeya, hallada por Mariano Magnussen en estratos de unos 3 millones de años. A pesar de su tamaño nos puede dar gran cantidad de información sobre la ecología de aquellos tiempos.
El Thylatheridium fue un animal perteneciente a la familia de los marsupiales. Su cráneo es relativamente grácil y pequeño, que da cuenta de una caja cerebral estrecha. El hocico es en punta. Su cola era larga y prensil como otros didelphidos. Este grupo son adaptables a ambientes diversos, aunque preferirían las zonas arboladas, cercanas a alguna fuente de agua.
Estas necesitarían disponer de un refugio seguro que les proporcionara reparo durante el día, ya que sus actividades son nocturnas, y abrigo durante el invierno, periodo que le resultaba especialmente crítico ya que no toleraría bien los enfriamientos y los fuertes vientos que provenían del Pacifico. Sin embargo, no construía madrigueras.
Aprovechaba los refugios naturales -cuevas formadas en las rocas y, sobre todo, los troncos de los árboles-, o bien ocupaba refugios construidos por otros animales y abandonados. Probablemente Thylatheridium era hábitos sumamente solitarios, o por lo menos el registro fosilífero parecería reflejar esta conducta. Thylatheridium era omnívoro y tenía una dieta variadísima. Esta peculiaridad de ser un depredador no especializado le permite adaptarse casi a cualquier tipo de hábitat.
Cuando se trata de vegetales le apetecerían especialmente los frutos maduros, y también los brotes y los tallos tiernos. Consumía invertebrados -insectos y lombrices- y muy a menudo aves pequeñas, que, sobre todo en apoca de cría, eran un componente principal de su alimentación

El sueño de un nuevo edificio para el Museo de Ciencias Naturales esta en marcha.



Fósiles de un perezoso gigante fueron recuperados cerca del muelle de pescadores de Miramar.


Gracias al aviso de Cynthia Cabral desenterramos restos de, posiblemente, un perezoso juvenil. En la imagen se pueden apreciar algunas costillas y vértebras. Con el tiempo se verá si aparecen más. Colaboraron en el trabajo Gerónimo y Francisco Elguero Suárez.

Trasladan exitosamente las abejas que estaban en la futura sede del Museo de Miramar.

Las abejas que estaban en el techo del futuro museo van a un nuevo hogar. En la primera imagen se ve la caja en donde ponen a la reina que es seguida luego por el resto. Muchas gracias al Secretario de Producción Sebastián Ianantuony por la gestión.

Lobito marino visito el paseo costanero de Miramar.



Un Lobito Marino de Dos Pelos (Artocephalus australis) estuvo unos diez días descansando en el paseo costanero. Se dejó fotografiar, jugo en el lugar, se trasladó hasta el muelle de pescadores para obtener “pescado gratis”. Según profesionales de Fundación Aquarium, se encontraba bien de salud, es una hembra y esta preniada. Un espectáculo natural que esperamos que se repita periódicamente. Fotos Crédito; Ana María (en Facebook)

Avanza la futura sede del Museo de Ciencias Naturales Punta Hermengo de Miramar.






Avanza la futura sede del Museo de Ciencias Naturales Punta Hermengo de Miramar. Sera puesto en valor por la Municipalidad de General Alvarado y la fundación Azara. además llegaron los primeros equipamientos.
En las imágenes se observa el estado de la obra. Se encuentra allí, Daniel Boh y Mariano Magnussen del Museo local, Juan Meluso y Sergio Bogan de la Fundación Azara.

Ya llegaron parte de las vitrinas y accesorios para el futuro Museo de Ciencias naturales. Queremos agradecer especialmente al consorcio del edificio Astor III por permitirnos usar la cochera para guardar estos objetos delicados.

Mas info en www.museodemiramar.com.ar