El Museo Municipal de Miramar dio a conocer entre sus trabajos de preservación y comunicación del patrimonio natural de la región, la restauración y puesta en valor de un gigante armadillo prehistórico, de unos 700 mil años.
Personal del Museo Municipal Punta Hermengo, dependiente de la Secretaria de Turismo y Cultura de la Municipalidad de General Alvarado, dio a conocer una de las nuevas modificaciones que se están llevando adelante en su exhibición de paleontología local, que compara los personajes de la película de La Era de Hielo con las criaturas que alguna vez transitaron la región.
Se trata en una puesta en valor de un gran caparazón de Gliptodonte (Glyptodon munizi), extraído en 1993 en los barrancos del bosque del Vivero Florentino Ameghino. El fósil, en su mayor parte completo, fue restaurado y procesado químicamente para su preservación, y se completo aquellas partes faltantes.
“Se realizo un molde de un fragmento de la coraza, y se lo reprodujo unas 50 veces. De esta forma, se logro llevar a la coraza a su tamaño original – argumento – Mariano Magnussen.
Por su lado, Daniel Boh, museólogo y encargado de la institución miramarense, destaco; “Estos animales estaban representados por unas 65 especies de distintas formas y tamaños. El que tenemos exhibido y restaurado en el museo es uno de los representantes mas grandes que se conocen. En vida tenia 1,5 metros de altura por 3,5 de largo.
Los gliptodonte fueron grandes mamíferos herbívoros que habitaron nuestra zona en los últimos 4 millones de años, aunque los hay mas antiguos. En Miramar y alrededores se han recuperado varios ejemplares y restos aislados. En una vitrina lateral, se pueden observar cráneos, fragmentos de coraza, huesos largos y colas de estos animales. El museo miramarense preserva otras tres corazas muy completas y restos de estos gigantes, que esperan su turno y lugar para ser exhibidos.
El Dr Alfredo Zurita, paleontólogo y uno de los expertos mundiales en Gliptodontitos, visito el museo Punta Hermengo y destaco la importancia de la coraza de Glyptodon munizi, y advirtió de que se trataba de uno de los pocos que se conservan en el mundo, no solo por el estado de conservación, sino también por lo raro de la especie.
En los próximos días, se le incorporara una silueta a tamaño real del cráneo y de la cola acorazada, lo que permitirá al visitante tener una clara idea de lo enorme que fue este Gliptodonte en vida, el cual llego a pesar más de una tonelada.
Para conocer mas detalles de este trabajo y otras actividades del museo, visite el sitio web www.museodemiramar.com.ar
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17 de junio de 2013
12 de marzo de 2013
Jóvenes hallan restos de un Ciervo Prehistórico.
Un hallazgo reciente realizado por Lautaro Digiovanni y Santiago Palavecino. Se trata de parte del asta y trozo de cráneo de un ciervo hallado entre el muelle y la entrada al vivero. Su antigüedad sería de unos 10.000 años. Los jóvenes se acercaron al museo municipal de Miramar para entregar el material recuperado por ellos, lo cual, es un buen gesto, recordando que el patrimonio paleontológico de Argentina se encuentra protegido por la ley 25.743 y la ordenanza municipal 248/88.
Si bien, aun no se hicieron los estudios de rigor para identificar al genero que pertenece el antiguo ciervo, el personal del museo miramarense piensa que se puede tratar de un Morenelaphus.
Es otra de las especies que llegaron a América del sur en el gran intercambio biótico americano a principios del Pleistoceno. Pertenece a la familia de los Cervidos, pero se trata de un genero totalmente desaparecido y algo más grande que los representantes vivientes de la familia. Tenia cuernos muy robustos, cilíndricos y achatados, longitudinalmente arqueados y en forma de "s" terminado en tres puntas muy filosas, ideales para la defensa. Su alimentación y comportamiento no habrá sido muy diferente a los ejemplares actuales.
Hallazgos muy interesantes de estos Cervidos fueron realizados en el territorio bonaerense por Carlos Ameghino y jurado en 1913, por Lorenzo Parodi en 1914 y por Lucas Kraglievich en 1928. En la actualidad los descubrimientos de estos mamíferos se realizaron en abundancia en la localidad fosilífera de Centinela del Mar a unos 45 kilómetros de la ciudad de Miramar, donde se halla un enorme médano "fósil" con una antigüedad estimada de 200 mil años antes del presente.
Su presencia en el registro estratigráfico se remonta al Bonaerense y se extiende hasta el Lujanense tardío. En América del Sur, sus restos han sido hallados en Uruguay, Paraguay, sur de Brasil y Argentina. Por otra parte, existe muy poca información relacionada con los requerimientos ecológicos de este género, aunque algunos autores han postulado ambientes abiertos o parcialmente arbolados.
Más info www.museodemiramar.com.ar
Si bien, aun no se hicieron los estudios de rigor para identificar al genero que pertenece el antiguo ciervo, el personal del museo miramarense piensa que se puede tratar de un Morenelaphus.
Es otra de las especies que llegaron a América del sur en el gran intercambio biótico americano a principios del Pleistoceno. Pertenece a la familia de los Cervidos, pero se trata de un genero totalmente desaparecido y algo más grande que los representantes vivientes de la familia. Tenia cuernos muy robustos, cilíndricos y achatados, longitudinalmente arqueados y en forma de "s" terminado en tres puntas muy filosas, ideales para la defensa. Su alimentación y comportamiento no habrá sido muy diferente a los ejemplares actuales.
Hallazgos muy interesantes de estos Cervidos fueron realizados en el territorio bonaerense por Carlos Ameghino y jurado en 1913, por Lorenzo Parodi en 1914 y por Lucas Kraglievich en 1928. En la actualidad los descubrimientos de estos mamíferos se realizaron en abundancia en la localidad fosilífera de Centinela del Mar a unos 45 kilómetros de la ciudad de Miramar, donde se halla un enorme médano "fósil" con una antigüedad estimada de 200 mil años antes del presente.
Su presencia en el registro estratigráfico se remonta al Bonaerense y se extiende hasta el Lujanense tardío. En América del Sur, sus restos han sido hallados en Uruguay, Paraguay, sur de Brasil y Argentina. Por otra parte, existe muy poca información relacionada con los requerimientos ecológicos de este género, aunque algunos autores han postulado ambientes abiertos o parcialmente arbolados.
Más info www.museodemiramar.com.ar
26 de octubre de 2012
El Museo identifica un milenario escarabajo prehistórico hallado en Miramar.
El Museo Municipal Punta Hermengo de dio a conocer el hallazgo de un extraño fósil atribuido a un escarabajo que vivió en la región hace unos 10 mil años antes del presente.
El peculiar hallazgo, ocurrió en forma accidental, cuando un equipo dirigido por el museólogo Daniel Boh en noviembre de 2002, se encontraban extrayendo los restos fósiles de un cráneo con su mandíbula, atribuidos a un gran perezoso gigante llamado Scelidotherium, en los afloramientos geológicos que se hallan al sur del muelle de pescadores de la ciudad.
En esa oportunidad, un trozo del sedimento que era separado junto a los restos óseos del megamamífero, se rompió en dos fragmentos, y en ambas partes se divisaron las improntas con detalles muy íntimos de la morfología del escarabajo.
“Solo se preservó un molde de la estructura original, ya que los sedimentos portadores de fósiles de la región pampeana no conservan los restos blandos”, sostuvo Daniel Boh, titular del Museo miramarense, y agregó – “la posibilidad de encontrar restos de este tipo, son muy escasos debido a su inusual preservación, y aporta información sobre el ambiente y el clima de los últimos 10 mil años”. Argumento.
La extraña impronta permaneció guardada durante mucho tiempo, debido a la falta de antecedentes similares para su apropiada identificación. Recién en 2012, Mariano Magnussen Saffer, accedió a realizar un estudio comparativo con organismos vivientes y se pudo saber que el escarabajo que vivió hace unos 10 mil años, aun tiene representantes en la actualidad. El material estudiado fue identificado como perteneciente a la familia de escarabajos Tenebrionidae, del genero Scotobius s.p
Los tenebriónidos (Tenebrionidae) en la actualidad son una de las grandes familias de coleópteros, con unas 20.000 especies descritas, viviendo especialmente en diversos ambientes esteparios y desérticos. Son básicamente detritívoros, es decir, generalmente se alimentan de sólidos permanentes, que provienen de la descomposición de fuentes orgánicas (vegetales y animales), lo cual indicaría la presencia del escarabajo fósil Scotobius s.p, hallado en la ciudad de Miramar, a centímetros de los restos oseos del perezoso gigante Scelidotherium.
Posiblemente, este pequeño escarabajo se estaba alimentando de los restos orgánicos luego de la descomposición del cráneo hallado, como cuero y tendones sobre el hueso, y por motivos que no sabemos, murió junto a su fuente de alimento y se preservó extraordinariamente durante los últimos 10 mil años, guardando detalles muy íntimos de su morfología, aunque es solo una especulación, señalo la fuente.
Los fósiles de insectos del Cuaternario (últimos dos millones de años) son en su mayoría muy escasos en el mundo, pero los pocos reconocidos son perfectamente adjudicables a especies actuales y prácticamente no se conocen extinciones o especiaciones durante este período, pero sí grandes cambios en la distribución geográfica de muchas especies en consonancia con los cambios climáticos.
El fósil del escarabajo milenario Scotobius se encuentra exhibido desde hace unos días en la sala de paleontología regional del museo de Miramar, junto a los restos óseos de grandes criaturas que vivieron en los últimos 3 millones de años, con mastodontes, tigres dientes de sable, varias especies de perezosos y armadillos gigantes, que hacen imposible de creer que estas raras criaturas alguna vez vagaron por nuestros suelos, pueden acceder a más in formación, por medio del sitio Web del museo.
Mas info: www.museodemiramar.com.ar
19 de agosto de 2012
Visita de importante científico al Museo Municipal “Punta Hermengo” de Miramar.
El director del Museo Municipal “Punta Hermengo” de Miramar, Daniel Boh recibió la visita del prestigioso paleontólogo Dr. Alfredo Zurita.
El investigador es científico del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL) y del CONICET, siendo su especialidad el estudio de los Gliptodontes, aquellos gigantescos armadillos de los cuales es común hallar las placas de sus caparazones en nuestras costas.
Su visita tuvo como motivo el conocimiento de diversos restos de estos animales que se encuentran depositados en nuestro museo y el interés por realizar algunos estudios en los mismos.
Cabe destacar que Alfredo ha recorrido el continente sudamericano para recopilar todos los hallazgos de estos animales en un gran esfuerzo por documentar todos los datos que se tienen hasta ahora. De este modo ha realizado comparaciones en las adaptaciones al medio ambiente, distribución, migraciones, diversidad, estructuras óseas y otros aspectos relevantes. Si bien los restos de Gliptodontes son comunes en nuestro distrito, su biología es aún poco conocida. Posiblemente sean de los animales más extraordinarios que existieron en la historia de la tierra, puesto que su aspecto y probable comportamiento ya no es posible de ver en animales actuales, especialmente por ser tan acorazados como un tanque con patas. Sus colas, que en ciertas especies poseían una gran maza en la punta de las mismas, similares a gigantescos garrotes, aparentemente se usaban para agredirse entre ellos en el período de celo y para defenderse de los predadores.
También sus cráneos son extraordinarias muestras de adaptación al medio y a su alimento, compuesto principalmente de pastos. Hoy en día, el Museo Municipal tiene en exhibición una gran caparazón y también hay dos más esperando a ser preparadas, además de partes de colas de diversas especies, halladas en la región. Debemos recordar también que hace unos meses también se recibió a un especialista del mismo instituto, el Lic. Ángel Miño Boilini, quien estudia los perezosos gigantes fósiles, de los cuales el museo posee varias e interesantes piezas, que sirvieron para completar sus investigaciones.
Mas info en www.museodemiramar.com.ar
El investigador es científico del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL) y del CONICET, siendo su especialidad el estudio de los Gliptodontes, aquellos gigantescos armadillos de los cuales es común hallar las placas de sus caparazones en nuestras costas.
Su visita tuvo como motivo el conocimiento de diversos restos de estos animales que se encuentran depositados en nuestro museo y el interés por realizar algunos estudios en los mismos.
Cabe destacar que Alfredo ha recorrido el continente sudamericano para recopilar todos los hallazgos de estos animales en un gran esfuerzo por documentar todos los datos que se tienen hasta ahora. De este modo ha realizado comparaciones en las adaptaciones al medio ambiente, distribución, migraciones, diversidad, estructuras óseas y otros aspectos relevantes. Si bien los restos de Gliptodontes son comunes en nuestro distrito, su biología es aún poco conocida. Posiblemente sean de los animales más extraordinarios que existieron en la historia de la tierra, puesto que su aspecto y probable comportamiento ya no es posible de ver en animales actuales, especialmente por ser tan acorazados como un tanque con patas. Sus colas, que en ciertas especies poseían una gran maza en la punta de las mismas, similares a gigantescos garrotes, aparentemente se usaban para agredirse entre ellos en el período de celo y para defenderse de los predadores.
También sus cráneos son extraordinarias muestras de adaptación al medio y a su alimento, compuesto principalmente de pastos. Hoy en día, el Museo Municipal tiene en exhibición una gran caparazón y también hay dos más esperando a ser preparadas, además de partes de colas de diversas especies, halladas en la región. Debemos recordar también que hace unos meses también se recibió a un especialista del mismo instituto, el Lic. Ángel Miño Boilini, quien estudia los perezosos gigantes fósiles, de los cuales el museo posee varias e interesantes piezas, que sirvieron para completar sus investigaciones.
Mas info en www.museodemiramar.com.ar
15 de noviembre de 2011
Fósiles de Gasterópodos marinos del Pleistoceno fueron recuperados por el Museo de Miramar, tendrían 120 mil años.
En los yacimientos paleontológicos marinos que aparecen con breve frecuencia en los afloramientos geológicos del S.E bonaerense, se han encontrado moluscos que aun tienen representantes vivientes en el océano atlántico, y que vivieron durante el Pleistoceno, hace 120 mil años antes del presente. Es muy raro que aparezca un fósil de origen marino en una zona terrestre. La explicación, proviene de los diferentes estados naturales que se han suscitado en el transcurso de los milenios. Localmente, se denominan transgresiones marinas o ingresiones marinas a los avances de la línea de costa sobre un espacio continental, y regresiones marinas al fenómeno inverso. La orilla del mar es "fluctuante", es decir, en la época de los glaciares el borde costero de la región pampeana se encontraba a 200 kilómetros mar adentro, sobre el borde de la actual plataforma marítima, ya que el agua se depositaba en aquellos fenómenos naturales, llamados glaciares, lo cual impedía una entrada de mayor altitud. Las primeras menciones sobre la existencia del ingreso marino sobre el continente, son de índole paleontológica y datan desde mediados del siglo diecinueve. Fueron efectuadas por d’Orbigny (1842), quien halló moluscos marinos en los alrededores de la ciudad de Paraná y en la desembocadura del río Negro. Unos años más tarde, Darwin (1846) encontró la misma fauna en la península Valdés, quedando así establecida la presencia de estos depósitos en la Patagonia septentrional y en la provincia de Entre Ríos, los que constituyeron, por otra parte, las primeras citas del Terciario marino en la Argentina. Así lo explica en una entrevista Mariano Magnussen Saffer, presidente de la Asociación Amigos del Museo de Miramar, y detallo los depósitos fósiles -terrazas marinas o cordones conchiles- son formados por acumulaciones de origen sedimentario producidas por episodios marinos de avances y retrocesos ocurridos durante el cuaternario. El material recuperado, corresponde a un gasterópodo de la familia Volutidae que se caracteriza por presentar una concha grande de forma oval globosa, sólida y pesada, de color blanco tiza externamente. Mide hasta unos 200 mm de longitud máxima. Es una especie de aguas templado-cálidas que habito en profundidades de entre 5 y 80 m sobre fondos blandos. Su distribución geográfica en la actualidad abarca desde Río de Janeiro (Brasil) a Golfo San Matías (Río Negro, Argentina. Más allá de su hábitat natural, las fuentes de aprovisionamiento potenciales con mejor accesibilidad son los depósitos fósiles del Pleistoceno y, principalmente, del Holoceno de la provincia de Buenos Aires y de Patagonia, y las playas actuales, donde los moluscos llegan por tormentas. Las variaciones eustáticas han quedado reflejadas no sólo en el área de estudio, sino en gran parte del litoral bonaerense y sur entrerriano por un conjunto de rasgos geomórficos y de facies sedimentarias. Las unidades reconocidas en el afluente corresponden a las ingresiones marinas del Pleistoceno tardío denominadas Belgranense (Ameghino 1889) y Formación Pascua (Fidalgo et al. 1973b) asignadas al Ultimo Interglacial. En sedimentos de la ingresión pleistocena aflorantes en el área, se hallaron abundantes bivalvos (Ostrea, Tagelus y Mactra), foraminíferos (Ammonia, Elphidium) y ostrácodos (Cytheracea, Cyprideis) que sugieren un paleoambiente mixto de energía moderada. Según los primeros estudios de laboratorio, el fósil corresponde a un gasterópodo Adelomelon (Dall, 1906) de un caparazón se constituye de 6 anfractos, los cuales en la parte visible de la espira son aplanados y el último es convexo y globoso. Sutura bien definida, generalmente ondulosa. La ecología de su representante viviente ayuda a conocer la paleoecologia del ejemplar hallado. Esta especie de gasterópodo se localiza viviendo sobre el fondo de la plataforma marina, especialmente fondos areno-fangosos. Es un organismo que integra la epifauna deslizándose sobre el sustrato por medio de un pie musculoso. Posee sexos separados, siendo esta especie de gran interés científico por ser el único volútido que pone sus embriones en cápsulas libres (ootecas). El primer registro sobre observaciones de ovicápsulas fue realizado por d'Orbigny (1846) quien menciona la significativa abundancia de éstas en la Bahía de San Blas (Provincia de Buenos Aires, Argentina). En 1889, Dall hace referencia a la presencia de esta ooteca en aguas afueras del Río de la Plata. Carcelles (1944) realizó observaciones más firmes sobre la ovipostura de caracol negro, registrando la presencia de 5 a 15 embriones por cápsula. Es carnívoro alimentándose presumiblemente de almejas del fondo. Por otro lado, el museólogo Daniel Boh, titular del Museo Municipal “Punta Hermengo”, comento que: “el material hallado y recuperado se encuentra en preparación, para su ingreso a la colección institucional, a fin de enviar los datos al Registro Oficial de la Autoridad de Aplicación (AAN) de la ley 25.743 en materia paleontológica y arqueológica, que protege el patrimonio de todos”, concluyo.
Mas info en http://www.museodemiramar.com.ar/
26 de marzo de 2010
Publicaron estudio de un caballo prehistorico hallado en Mar del Sur en la Revista Española de Paleontología.

Los Autores del trabajo son María Teresa ALBERDI, Departamento de Paleobiología. Museo Nacional de Ciencias Naturales, CSIC. José Luis PRADO y Cristian M. FAVIER-DUBOIS, INCUAPA – Departamento de Arqueología, Universidad Nacional del Centro UNC .
En América del Sur, los estudios de los caballos fósiles comenzaron a mediados del siglo XIX, con el hallazgo realizado por Darwin de un molar en los acantilados costeros del Sur de la provincia de Buenos Aires, en las proximidades de Bahía Blanca (Owen, 1840). Durante más de un siglo, este grupo ha tenido una historia taxonómica bastante azarosa. Recientemente, Alberdi & Prado (1993) y Prado & Alberdi (1994) revisaron la sistemática, biostratigrafía e indicaciones de tipo paleoecológico de esta familia en América del Sur, partiendo de la base de que sólo es posible diferenciar dos entidades genéricas: Hippidion Owen, 1869 y Equus (Amerhippus) Hoffstetter, 1950 (Alberdi, 1987). Estos autores
reconocen tres especies válidas dentro del género Hippidion: H. principale (Lund, 1846), H. devillei (Gervais, 1855) y H. saldiasi (Roth, 1899), según Alberdi & Prado (1993), y cinco para Equus (Amerhippus): E. (A.) andium Branco, 1883, E. (A.) insulatus Ameghino, 1904, E. (A.) neogeus Lund, 1840, E. (A.) santaeelenae (Spillmann, 1938) y E. (A.) Lassalle Daniel, 1948, según Prado & Alberdi (1994). En dichos estudios, combinan la información de la anatomía comparada, principalmente de cráneos y dientes, con el análisis multivariante de los huesos de las extremidades.
Los restos analizados en este trabajo, referidos a la especie Hippidion principale, provienen de la localidad Mar del Sur, en la zona costera de la provincia de Buenos Aires. Constituyen un nuevo registro de équidos en América del Sur que completa la descripción de la especie.
Este hallazgo es el resultado de las tareas de rescate paleontológico que lleva a cabo Daniel Boh como responsable del Museo Municipal de Miramar.
Mas información en www.museodemiramar.com.ar
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